Lucas, mi hijo mayor de 5 años, empezó a ir ya que en el colegio la tutora vio que tenía ciertos problemas y nos aconsejó ir a este centro de terapia.
Cuando empezamos no sabía cómo iba a reaccionar, pero la complicidad que cogió enseguida con Irene fue increíble.
En el primer mes ya notamos algunos cambios y después de eso ya la mejoría fue notable. Hace un mes empecé a llevar también a sus hermanos, mellizos, que fueron prematuros.
La verdad es que el trato que reciben los niños junto con todo lo que les hacen trabajar, sin que se den cuenta ya que lo hacen todo jugando, hace que nuestra elección de terapeutas haya sido la acertada.
Estamos muy agradecidos de todo lo conseguido.
– Marta –